No quiero ser capaz. Cuando alguien te apunta, y a manera de sentencia te dice que tienes la capacidad de hacer algo, no sabe que te endosa la terrible responsabilidad de, in fact, hacer algo.Y hacer algo implica brindarle al mundo una parte de lo que tus entrañas no son capaces de digerir por sí solas, sino mediante esa supuesta capacidad que la gente, o a veces uno mismo, imputa.Si tus manos son ágiles: haz pintura, escultura, masajes, artesanías o mastúrbate!!!Si tu cuerpo es flexible y se contorsiona al ritmo de tu imaginación: baila, muévete, súbete al tubo, haz el amorSi tus versos se plasman más en una partitura que en una pedazo de servilleta: endulza al mundo con la maravilla de un instrumento o con tu vozSi la palabra es lo tuyo, habla, escribe, engaña a las masas...o reinvéntateSi encuentras una imagen en la realidad o haces realidad una imagen, búscate una cámara e imprime.El mundo así estará en orden, pero ¿Qué pasa cuando uno quiere no-ser-capaz, sino serlo simplemente para desahogar el inexorable paso por el mundo? ¿Qué emprender cuando la verdadera vocación es temerle a su propia habilidad?Yo simplemente espero tener la capacidad para darme cuenta de mi capacidad y ser capaz de no ser escoltada por ella como quien se resguarda de un ataque de injurias. Quiero ser con ella y estar con ella y tener un maridaje común y corriente de desprecio y necesidad.
Lo complicado no es amar las cosas, a la gente, a la vida, sino dejar de desearlas cuando se vuelven inasibles...
lunes, 24 de noviembre de 2008
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